lunes, 29 de agosto de 2011

Si tengo un hijo algún día, seguro querrá decir todo, 

tocar todo...


llorar mucho y reír más...

seguro será el más travieso, el menos ordinario, el más bonito...

claro que desde bebé tendrá un piano, le leeré muchos cuentos y después el escribirá...


también comerá mucho...


Seguro será muy bueno, pero un perfecto cabrón.


Si es mujer, seguro será exactamente igual.


Chicos la planificación familiar existe.


Ya mínimo compren un televisor.


 
Universidad Nacional Autónoma de México
Escuela Nacional de Enfermería y Obstetricia
Obstetricia I
Cuidados de Enfermería en el Tercer Periodo Clínico del Parto
L.E.O Córdova Cabañas Cristina
E.L.E.O Catillo Tamayo Iyuhqui Icnel
E.L.E.O Flores Serrano Nancy Bridget
7° Semestre
México D.F 29 Agosto 2011












Manejo del tercer periodo del trabajo de parto.

El tercer periodo del parto comprende la fase del desprendimiento de la placenta y la fase de su expulsión.

La fase de desprendimiento de la placenta:

El útero de manera espontánea se contrae sobre su contenido decreciente.

Fase de la expulsión placentaria:

Después de la separación de la placenta de su punto de implantación, la presión que ejercen sobre las mismas las paredes uterinas determina su deslizamiento hacia abajo dentro del segmento inferior y la parte superior de la vagina.
Inmediatamente después del alumbramiento puede producirse una leve hemorragia hasta que el útero se contrae alrededor de la placenta; deberá comprobarse que el útero permanece bien contraído.
Signos de desprendimiento:
El útero disminuye de tamaño y adopta la forma esférica.
Se produce un leve derrame de sangre por vagina.
El cordón umbilical ya se ha alargado en varios centímetros.
Al desprenderse la placenta desplaza al útero hacia la cavidad abdominal.

Alumbramiento:
Esta es la etapa en la que ocurre la separación, expulsión de la placenta de su lugar; las hemorragias durante y después de la expulsión son la principal complicación, lo mismo que la retención de la placenta.
Para evitar la retención de los restos placentarios o membranas, debe adoptarse una actitud expectante y permitir los fenómenos de este periodo se desarrollen espontáneamente. Debe procederse con suavidad:
-Al asomar la placenta por la vulva, sostenerla con una mano por debajo del periné elevando el útero con la otra mano.
-Puede facilitarse el desprendimiento de las membranas rotando la placenta desprendida sobre su eje.
-Producido el alumbramiento, debe constatarse la formación del globo de seguridad de Pinard o indicador de retracción uterina y examinar la placenta y las membranas, constatando su integridad.
1. controles durante el alumbramiento
Cuando la placenta se desprende espontáneamente se debe vigilar:
Presión arterial, pulso, pérdida de sangre por genitales, color y sequedad de las mucosas.
Si después de 30 minutos y en ausencia de hemorragia no se produce el alumbramiento se debe masajear el útero. Si persiste la retención se debe remitir al especialista.
2. Hemorragia postparto
El periodo de post alumbramiento comprende las dos horas siguientes al parto y en este se producen la mayoría de las hemorragias, las cuales pueden ser causadas por atonía uterina, retención de restos placentarios y desgarros cervicales y vaginales. Por ello, debe vigilarse durante 2 horas como mínimo, cada 30 minutos, presión arterial y pulso, una buena retracción uterina o globo de seguridad de Pinard y el sangrado vaginal.
La incidencia de hemorragia posparto y retención de placenta se aumenta cuando hay embarazo múltiple polidramnios, trabajo de parto y parto prolongado, cuando hay antecedentes en la historia obstétrica de la gestante.
3. Uso profiláctico de la oxitocina.
Los oxitotóxicos (oxitocina y derivados de la ergotamina) son usados frecuentemente durante la tercera etapa del trabajo de parto; se administran inmediatamente después de la expulsión del feto y su función es disminuir la perdida de sangre.
Los oxitotóxicos producen náuseas, vómitos, dolor de cabeza, hipertensión arterial posparto; esto es más frecuente cuando se administran fármacos derivados de la ergotamina.
Los derivados de la ergotamina además pueden aumentar la mortalidad materna por producir paro cardiaco, hemorragia intracerebral, y infarto del miocardio, eclampsia posparto y edema pulmonar.
Las razones habituales para el uso de la oxitocina son relacionadas con trastornos de la contractilidad uterina y el sufrimiento fetal agudo.
Pinzamiento del cordón.
Después del parto el recién nacido debe ser colocado a nivel de la vulva o por debajo de este nivel por 3 minutos y luego se pinza el cordón, permitiendo la transfusión de mas o menos 80 ml de sangre de la placenta al recién nacido, lo cual provee alrededor de 50 ml de hierro para la reserva del infante lo que reduce la frecuencia de anemia por deficiencia de hierro en la infancia tardía.
La morbilidad y la mortalidad maternas se elevan en proporción con el grado de pérdida sanguínea y de la duración de la tercera etapa del parto. La separación y extracción manual inmediata de la placenta, del fondo uterino, es una técnica directa eficaz, pero demanda asepsia y anestesia adecuadas.


Hemorragia en el tercer periodo del parto

Las principales causas de hemorragia posparto se definen nemotécnicamente por cuatro : Tono por razón de la atonía uterina, Traumatismo físico, Tejido placentario retenido y Trombosis o coagulopatías:
Atonía uterina: es la incapacidad del útero para contraerse y puede conllevar a sangrado continuo.[4] La retención de tejido placentario puede causar una atonía uterina.
Traumatismos: los traumatismos durante el parto pueden desgarrar el tejido y vasos sanguíneos del canal del parto, lo que conlleva a sangrado importante.
Retención de tejido: es cuando porciones de la placenta o del feto permanecen adheridos al útero, lo que puede causar hemorragias.
Coagulopatías: ocurren cuando hay un fallo en la coagulación lo que puede predisponer a sangrados constantes.
Diagnóstico
A menudo se añade el criterio de una disminución del 10% en la hemoglobina en comparación con los valores antes del parto como una medida objetiva de laboratorio. Sin embargo, no es una medida útil en situaciones agudas, ya que puede tomar horas para que las pérdidas de sangre produzcan cambios de laboratorio en las mediciones de glóbulos rojos. Los signos y síntomas de hipovolemia (mareo, taquicardia, síncope, fatiga y oliguria) también son de limitada utilidad, ya que pueden representar los hallazgos normales al final del parto de una mujer joven y sana. Como resultado, cualquier sangrado que tiene el potencial de dar lugar a una inestabilidad hemodinámica, si se deja sin tratamiento, debe ser considerada una hemorragia postparto y tratada como tal.
Tratamiento
Toda paciente en quien se sospecha o tenga una evidente hemorragia posparto suele ser tratada de la misma manera que cualquier otro paciente con hemorragia. Se evalúa la efectividad circulatoria por medio de los pulsos, frecuencia cardíaca, presión arterial y el examen de la región perineal. A menudo se coloca a la paciente en la posición de Trendelenburg y se colocan al menos dos vias intravenosas de calibre suficiente para pasar soluciones cristaloides y una posible transfusión sanguínea.
El tratamiento luego se dirige a solventar las posibles cuatro «T»s, pues son las causas más frecuentes de hemorragia postparto:

 Atonía uterina
La atonía uterina debe siempre ser tratada de manera empírica en el comienzo del puerperio. El masaje uterino suele ser suficiente para estimular las contracciones uterinas y ello, por lo general, detiene la hemorragia uterina.[]La mano del examinador se coloca en la porción inferior del útero para extraer cualquier tejido remanente o coágulos que puedan estar preveniendo las contracciones adecuadas. No se acostumbra ejercer presiones excesivas sobre el fondo del útero, ya que esto puede aumentar el riesgo de inversión uterina. Cuando el masaje es aplicado con mucha fuerza sobre un útero ya contraído, puede impedir el desprendimiento de la placenta y puede empeorar el sangrado.
La atonía uterina también se trata con uterotónicos, que son medicamentos que aumentan las contracciones uterinas.[]Se administra oxitocina, un análogo de la hormona endógena del mismo nombre, entre 20-40 unidades en 1 litro de Ringer lactato a razón de 600 ml / hora para mantener la contracción uterina y controlar la hemorragia. Las ergotaminas, por ejemplo, ergonovina o metilergonovina (Methergin) se pueden utilizar en lugar de, o con el fracaso de la oxitocina, a fin de facilitar las contracciones uterinas. Otras alternativas incluyen el 15-metil-prostaglandina, también conocida como carboprost(0,25 mg IM)[] y misoprostol(1 mg por vía rectal), que es un análogo de prostaglandina de bajo costo, se ha utilizado en varios ensayos con buenos resultados en el control de la hemorragia postparto tras el fallo de la oxitocina y la metliergonovina.[]
Traumatismos
Si se sospecha una rotura uterina, se emplea un ultrasonido para buscar líquido intra-abdominal, o una ecografía pélvica para evaluar el tejido miometrial en busca de soluciónd e continuidad y buscar aire libre peritoneal. Ocasionalmente se administran antibióticos de amplio espectro y un plan emergente para la laparotomía con un ginecoobstetra o un cirujano general para la reparación de un útero desgarrado.
En caso de encontrarse laceraciones o hematomas, con la presión directa puede ayudar a controlarse la hemorragia. El sangrado perineal, vaginal y laceraciones cervicales activas deben ser reparadas. Si el sangrado proviene del útero, puede ser detenido con el taponamiento de la cavidad uterina. Esto puede lograrse mediante la introducción de una toalla vaginal o una gasa absorbente en la cavidad uterina. Alternativamente (y suelen ser más fáciles), se usa el globo de Bakri o de Blakemore, los cuales se introducen en el útero e infladas. El balón debe llenarse con la mayor cantidad posible de solución salina para producir suficiente taponamiento. Es importante que el envase se coloque en el útero en vez de en la vagina. Si estos dispositivos no están disponibles, una sonda Foley con un globo amplio (30 ml o más) puede ser introducido en el segmento uterino inferior.
Los hematomas no deben ser manipulados si no se han extirpado. Sin embargo el aplicar presión leve y continua puede prevenir la expansión de un hematoma. En la mayoría de los casos, las pacientes son hospitalizadas bajo el cuidado de un obstetra.
 Retención de tejido placentario
Si se identifica la retención de tejido placentario en el útero, se planifica de inmediato para su extracción manual. Ellos suele completarse al insertar la mano del examinador envuelta en gasa hasta el interior del útero con el fin de hacer un leve barrido por la cavidad uterina interna y remover con cuidad los fragmentos placentarios que estén aún adheridos. Por lo general, es un procedimiento incómodo y doloroso para la paciente. A menudo se suele administrar un analgésico que ayude a tolerar el dolor. En casos de placenta accreta, se corrige con laparotomía en la sala de operaciones.
 Trombosis
Si el hemograma y los estudios de coagulación muestran evidencia de trastornos de la coagulación antes del parto, los especialistas dirigen el final del embarazo de acuerdo con las necesidades de coagulación de la paciente. Una anemia severa puede requerir una transfusión sanguínea. Para la trombocitopenia puede que se transfundan plaquetas. El plasma fresco congelado se emplea cuando hay deficiencias de los factores de la coagulación.

Inversion uterina

ETIOLOGIA
Entre las causas de hemorragia postparto se encuentran:
1) INERCIA UTERINA, cuyos factores predisponentes son el parto prolongado o precipitado, hiperdistensión uterina (macrosomía, polihidroamnios, gemelares), gran multiparidad, fármacos (uso prolongado ocitocina, halotano, sulfato de magnesio y drogas tocolíticas), corioamnionitis, antecedente de hemorragia postparto en embarazos previos, óbito fetal, miomas uterinos concomitantes y embolía de líquido amniótico.
2) LESIONES DEL CANAL VAGINAL, en relación a partos traumáticos o instrumentales.
3) ROTURA UTERINA, en pacientes con antecedente de cicatriz uterina, parto prolongado o precipitado, hiperdistensión uterina, hiperestimulación con ocitocina.
4) INVERSION UTERINA, cuando ha habido una tracción indebida del cordón umbilical o presión fúndica excesiva, placenta acreta o antecedente de inversión uterina en partos previos.
5) PLACENTA ACRETA, en pacientes multíparas, con enfermedades uterinas como miomas o adenomiosis, cesárea anterior, placenta previa, legrados uterinos previos.
6) PLACENTA RETENIDA, que puede corresponder a lóbulos placentarios aberrantes o fragmentos placentarios retenidos.

TRATAMIENTO GENERAL

Acciones recomendadas en la Introducción. Exploración del canal del parto en pabellón y con anestesia adecuada. Tal exploración debe iniciarse con la revisión manual de la cavidad uterina y luego una revisión instrumental delicada. En seguida debe procederse a la revisión cuidadosa de la vagina, incluyendo sus paredes y fondos de saco.

TRATAMIENTO ESPECIFICO

1) INERCIA UTERINA .
Para revertir la atonía uterina en la mayoría de los casos basta con la limpieza de la cavidad uterina y con un masaje bimanual adecuado. Debe mantenerse la vejiga vacía para ayudar al descenso uterino y favorecer su contractilidad.
El tratamiento médico será eficaz en la mayoría de los casos y hay que hacer uso de él para evitar la recidiva. La ocitocina debe administrarse por vía endovenosa (20-40 unidades en 1000 ml de solución de Ringer-lactato, infundidos hasta 200 ml/hora). La administración de ocitocina endovenosa en bolos no es recomendable ya que puede agravar la hipotensión y ser fatal en pacientes con cardiopatía no conocida. El maleato de metilergonovina (methergin), 0,2 mg por vía intramuscular, es efectivo al causar una prolongada contracción tetánica del útero. Se debe evitar la administración en bolo endovenoso ya que puede provocar una hipertensión brusca e intensa. Las prostaglandinas en forma de supositorios vaginales (prostaglandina E2, 20 mg), inyección intramiometrial (prostaglandina F2, 1 mg ) e inyección intramuscular del análogo 15-metil de la prostaglandina F2 (Prostin 15/M, 0,25 mg) se han utilizado con éxito en la atonía uterina que no responde a otros agentes.
La intervención quirúrgica no debe ser retrasada si las medidas precedentes no revierten la atonía uterina. Se intentará que ésta sea conservadora cuando se pretenda conservar la fertilidad.
A) La ligadura bilateral de la arteria uterina, descrita por O'Leary es segura, se practica con facilidad, suele ser efectiva y conserva la fertilidad. La justificación de esta técnica está dada porque en el embarazo el 90% del flujo sanguíneo uterino pasa por estas arterias. La técnica fue diseñada para el control de la hemorragia postcesárea, utiliza una sola ligadura en masa de sutura cromada del n.1. La ligadura pasa a través del espacio avascular en el ligamento ancho y a través del miometrio, a la altura justo por debajo de la incisión miometrial de la cesárea, y por tanto a una distancia segura del ureter pélvico. No se intenta disecar los vasos al ligar, de manera que se incluyen la rama ascendente de la arteria uterina y las venas adyacentes. Aunque el útero puede permanecer blando, con frecuencia se controla la hemorragia. No se seccionan los vasos, de manera que cabe esperar su recanalización.
B) La ligadura bilateral de la arteria hipogástrica se realiza tras la incisión del ligamento redondo y la exposición de la pared lateral pélvica. El ureter pélvico se moviliza medialmente. La disección de la arteria iliaca común se identifica mediante disección roma. Se ha de tener cuidado en no lacerar la muy frágíl vena hipogástrica subyacente. La mayoría de los autores recomienda la doble ligadura con sutura vycril n.0 proximal a la bifurcación de las divisiones anterior y posterior. Siempre debe asegurarse el flujo de las extremidades inferiores antes de realizar la ligadura definitiva, ocluyendo la arteria en cuestión y simultáneamente palpando el pulso pedio ipsilateral.
Cuando se ligan las arterias hipogástricas, se recomienda ligar simultáneamente las arterias ováricas.
C) Histerectomia. La atonía persistente a pesar de las medidas quirúrgicas conservadoras debe ser tratada mediante histerectomía total o supracervical. Es importante destacar que para lograr una mejor retracción uterina siempre debe intentarse la sutura de la herida uterina, lo que en caso de cirugía facilitará la intervención.
2) LACERACIONES .
El promedio de pérdida sanguinea por una episiotomía media es de 200 ml, lo cual hace que la pérdida por laceraciones cervicales, vaginales o perineales no reconocidas pueda ser significativa, y se ha de sospechar cuando la hemorragia continúa a pesar de la buena contracción uterina. El tratamiento consiste en reparar la mucosa comenzando por encima del vértice de la laceración con sutura continua reabsorbible.
3) RESTOS OVULARES
Se debe sospechar la presencia de fragmentos placentarios retenidos cuando persiste la hemorragia en ausencia de laceraciones o atonía evidente. Hay que inspeccionar cuidadosamente la integridad de la placenta expulsada. Cuando se sospecha la retención de fragmentos, es mejor practicar la exploración manual intrauterina y el legrado, con una cuchara de Hunter bajo anestesia adecuada.
4) HEMATOMAS
Los hematomas del perineo, de la vagina o del espacio subperitoneal (supraelevador) provienen de ocasionales hemorragias masivas ocultas. El dolor pélvico o perineal agudo, la incapacidad miccional o la presencia de una taquicardia inexplicada, hipotensión o anemia deberían sugerir el diagnóstico, que se confirma mediante inspección y palpación. El tratamiento consiste en la incisión, la retirada de los coágulos, la ligadura de los vasos sangrantes y la obliteración del defecto con suturas reabsorbibles. Los antibióticos y el taponamiento vaginal pueden ser beneficiosos durante las 24 hrs siguientes a la evacuación de grandes hematomas vaginales. Los hematomas subperitoneales son raros, pero pueden originar schock; la laparotomía está indicada cuando las medidas conservadoras no dan lugar a una mejoría. Los intentos de ligar los vasos sangrantes o de practicar una ligadura de arteria hipogástrica bilateral puede ser dificultoso debido a la distorsión anatómica causada por el hematoma en expansión.
5) ROTURA UTERINA
Hay que descartar la rotura uterina mediante exploración manual intrauterina inmediatamente después de la expulsión de la placenta en las pacientes con factores predisponentes (cicatriz uterina, útero hiperdistendido, hiperestimulación uterina). La rotura uterina se produce en uno de cada 1000-1500 partos y puede originar un schock asociado a una pérdida sanguínea externa mínima. El defecto en una antigua cicatriz de cesárea en paciente estable con hemorragia mínima posiblemente no requerirá una intervención quirúrgica. Los defectos asociados a una hemorragia importante o empeoramiento del estado hemodinámico si requieren esa intervención. En las pacientes que desean futuras gestaciones se puede intentar la reparación primaria, aunque el riesgo de rotura recidivante sea de un 10%. Está indicada la histerectomía cuando no se desea fertilidad o la rotura es demasiado grande para poder repararla.
6) INVERSION UTERINA
Se produce en uno de cada 2000-20000 partos y se asocia a una pérdida sanguínea media de 2000 ml. Caracterizan su aparición el dolor agudo y la hemorragia profusa, acompañada a menudo de schock. Esta inversión puede ser completa o incompleta; si es incompleta, puede ser reconocida solamente mediante exploración pélvica. El exito del resultado depende de la rapidez de la reinversión, por diferentes métodos, ya que es posible que se forme un anillo de contracción cervical que hará imposible la técnica sin anestesia general. La inversión uterina refractaria a la reposición manual puede precisar una laparotomía y corrección quirúrgica.
7) PLACENTA ACRETA.
Se produce en uno de cada 7000 partos y consiste en la unión superficial de la placenta al miometrio. La unión más invasiva (placenta increta o percreta) es menos frecuente. La asociación de placenta previa al término y cesárea anterior predispone al acretismo placentario pudiendo llegar hasta el 53%. Las opciones de tratamiento son el legrado, tratamiento quirúrgico conservador y la histerectomía.
8) METRORRRAGIA TARDIA DEL PUERPERIO
La subinvolución del útero o del lecho placentario se suele asociar con una hemorragia posparto de aparición tardía. El útero es blando y no presenta involución normal. El tratamiento consiste en retractores uterinos y antibióticos. En casos especiales se puede requerir un legrado suave de la cavidad uterina. Se ha de considerar la neoplasia trofoblástica gestacional cuando la hemorragia postparto tardía es refractaria al tratamiento.
Episiotomía:
Es un procedimiento quirúrgico que agranda la abertura de la vagina durante el parto, a través de una incisión en el perineo, la piel y músculos que se encuentran entre la vulva y ano.
Se realiza con frecuencia en mujeres en los Estados Unidos. Entre el 50% y 90% de las mujeres que se encuentran dando a luz a su primer hijo son sometidas a este procedimiento. Por décadas, las episiotomías han sido practicadas como un procedimiento de rutina para acelerar el parto durante la segunda etapa del período de dilatación, así como para prevenir desgarros de la vagina de la madre, en especial desgarros serios que puedan extenderse hasta la uretra o el ano. También se creía que el procedimiento disminuía el traumatismo del bebé y protegía los músculos vaginales de la madre.
Las episiotomías pueden ser útiles bajo las siguientes condiciones:
El período de dilatación es demasiado rápido. Si usted no puede dejar de pujar ni frenar su período de dilatación, algunos médicos creen que un corte en condiciones higiénicas puede ayudar a prevenir un desgarro grave.
Sufrimiento fetal o materno. Una episiotomía puede agilizar el parto si usted o su bebé están sufriendo complicaciones.
Un bebé extremadamente grande. Una episiotomía puede ayudar a garantizar un parto seguro al ensanchar la abertura de la vagina.
En la actualidad, hay controversia en el campo médico en cuanto a la realización rutinaria de una episiotomía. Un estudio grande demostró que cortar rutinariamente una episiotomía aumenta el riesgo de desgarramientos en la parte posterior de la vagina pero los reduce en el frente. Basado en estos resultados, la Organización Mundial de la Salud, entre otros grupos, recomienda evitar la episiotomía a menos que sea absolutamente necesaria.
¿En qué consiste?:
Si una episiotomía es necesaria, justo antes de que su bebé nazca, mientras la cabeza se encuentra a punto de coronar, su médico le inyectará un anestésico local en la parte inferior de su abertura vaginal y hará una incisión.
Existen dos tipos de incisiones: media y mediolateral. La incisión media va recta desde la vagina hasta el ano; la incisión mediolateral se hace en ángulo desde la vagina al ano. La incisión mediolateral se considera que tiene menos riesgo de desgarrarse hasta el ano, pero es más difícil de reparar y tarda más en cicatrizar que la media. Su médico entonces saca al bebé a través de la abertura agrandada, seguido de la placenta. La incisión se sutura inmediatamente después del parto.


Seguimiento:
Para la mayoría de las mujeres la cicatrización no tiene complicaciones, aunque puede tomar varias semanas. Usted puede ayudar a agilizar el proceso pidiéndole a las enfermeras que le apliquen compresas de hielo inmediatamente después del parto.
Para continuar el proceso de cicatrización durante las próximas semanas usted debe:
Utilizar baños de asiento unas cuantas veces al día, cambiar las toallas sanitarias con frecuencia y tratar de aplicar un secador de pelo de calor para mantener limpia y seca el área que rodea las suturas.
Tomar ablandadores de heces y comer mucha fibra para prevenir el estreñimiento.
Realizar los ejercicios de Kegel. Contraiga por cinco minutos los músculos que utiliza para retener la orina, 10 veces al día durante sus actividades regulares.
Para ayudar a aliviar su dolor y molestia usted debe:
Tomar un baño caliente, pero no antes de las 24 horas posteriores al parto.
Aplicar compresas de hielo en las primeras 24 horas para disminuir las hinchazones, luego poner ungüentos anestésicos en almohadillas con agua de hamamelis y aplicar sobre el área afectada.
Tomar medicamentos como ibuprofeno, un antinflamatorio no esteroide, para ayudar a aliviar el dolor
No es necesario retirar los puntos de sutura porque su cuerpo los reabsorberá. Las actividades normales, como el trabajo suave de oficina o labores de limpieza, pueden reanudarse una semana después de haber dado a luz. El uso de tampones, las relaciones sexuales o cualquier otra actividad que pudiera romper las suturas deben reanudarse aproximadamente después de un mes. Hable con su médico si tiene alguna duda al respecto.
¿Cuáles son los riesgos?:
Se pueden presentar varias complicaciones como:
Desgarros grandes. Después de una episiotomía, se pueden producir desgarros grandes desde la incisión hasta el ano. Según un estudio, hasta un 14% de las mujeres a quienes le practicaron episiotomía sufrieron este tipo de desgarros.
Pérdida de sangre. Una episiotomía corta todas las capas de tejido y músculo y puede producir sangrado excesivo.
Infección. La incisión y suturas están propensas a infecciones bacterianas.
Relaciones sexuales dolorosas. Estudios recientes muestran que una episiotomía puede aumentar la incomodidad durante las relaciones sexuales en los primeros meses después del parto.




Bibliografía:
·        Ralphe Benson, MD, Manual de Ginecologia y Obstetricia 7ma Edicion, Editorial El Manual Moderno México 1985, pp145-154
·        http://ccoosalud.com/CURSOS/CUIDADOS_ENFERMERIA_GESTACION_Y_PARTO_%20BAJO_RIESGO.pdf consultado 27/08/2011 20:00 hrs.
·        Willson.Ginecostetricia,ed Manual moderno 2 ediciòn ,Mèxico 1991
·        Lombardia.Ginecologia y Obtetricia,manual de consulta rapuida.Ed Panamericana 2da edición.Mexico 2008.
·        http://www.umm.edu/pregnancy_spanish/000136.htm



UNIVERSIDAD NACIONAL AUTONOMA DE MEXICO
http://www.eneo.unam.mx/independenciayrevolucion/Escudo_ENEO.gifhttp://chilangabanda.com/wp-content/uploads/2007/05/logo_unam_trans.gif





ESCUELA NACIONAL DE ENFERMERIA Y OBSTETRICIA









INDUCCION Y CONDUCCION DEL PARTO
ANALGESIA Y ANESTESIA OBSTETRICA
AMNIORREXIS















-         HERRERA DIONICIO GABRIELA
-         LOPEZ SUAREZ SONIA LLHARELI
-         PROFA: CRISTINA CORDOVA CABAÑAS
OBSTETRICIA I
  1701






 INTRODUCCIÓN:

Entendemos por parto a la serie de procesos concatenados que conducen a la expulsión del contenido uterino, o sea, el producto de concepción (feto y anexos ovulares).
Es un proceso fisiológico que, en la mayoría de los casos, no requiere de la adopción de medidas especiales.
            No obstante, hoy día y de forma habitual, el parto se realiza bajo una dirección médica, con el fin de:
            Detectar precozmente los problemas que puedan surgir en madre y feto, adoptando las medidas adecuadas.
            Favorecer y eventualmente acelerar el proceso fisiológico, evitando el desgaste materno y fetal.
            Mitigar o evitar dolor y molestias mediante la aplicación de técnicas analgésicas o anestésicas a la madre.
            La dirección médica del parto es lo que llamamos parto dirigido. Pese a ser una situación continua y evolutiva, el parto se divide en una serie de fases o períodos con características y requerimientos asistenciales especiales, que variarán según el momento en que nos encontremos.

INDUCCIÓN DEL TRABAJO DE PARTO:
            Este puede producirse de manera artificial por medio de una amniotomía (amniorrexis) o con la administración de oxitotoxicos. En algunas pacientes, en especial las que presentan estados que se pueden agravar por la continuación del embarazo, la inducción tiene un propósito importante; pero esta contraindicada si el embarazo es normal.
Selección de pacientes
            En realidad es difícil inducir el trabajo de parto en forma segura a menos que esté a punto de iniciarse de forma espontanea, se presentan muchas complicaciones con esto porque se intenta en mujeres que en realidad aun nos están listas para iniciarlo. En la mayoría de los casos el estado del cuello es el mejor indicador del probable éxito de la inducción si el cuello está firme, no sin borrarse y ocupa una posición en la parte posterior de la vagina, es probable que los intentos de inducción no tengan éxito. Si es necesario el parto inmediato se debe considerar la operación cesárea. Por otra parte, por lo general es posible iniciar el trabajo de parto cuando el cuello es blando, borrado parcialmente dilatado y situado a la mitad  de la vagina.
Indicaciones
            En su mayoría se realizan por preeclampsia-eclampsia o hipertensión crónica, complicaciones por hemorragia y rotura prematura de membranas.
Ø  Preeclampsia y eclampsia  o hipertensión crónica: Si progresa la gravedad de la preeclamsia-eclamsia o la hipertensión crónica no se puede controlar mediante tratamiento médico, es necesario el parto. La mayoría de las pacientes puede tener un parto vaginal después de que se induce el trabajo de parto.
Ø  Complicaciones por hemorragia: Puede ser necesario el parto en una mujer con placenta previa o desprendimiento prematuro de placenta, para controlar la hemorragia. Si se puede lograr con seguridad por vía vaginal es preferible a la operación cesárea.
Ø  Rotura prematura de membranas: Significa la rotura espontanea antes de que se inicie el trabajo de parto, presentándose entre un 10-12% de todas las embarazadas. La principal complicación que la acompaña es la infección que causa muerte fetal y neonatal.
            El periodo latente es el intervalo entre la rotura y el inicio del trabajo de parto. Por lo general es corto cuando las membranas se rompen casi al término, pero entre menos avanzado sea el embarazo mayor es el periodo latente.
            La principal preocupación clínica de la rotura de membranas de manera prematura es la infección intrauterina y sus consecuencias para el feto y la madre. Quizá la cavidad amniótica ya estaba invadida por bacterias cuando se rompieron las membranas; si no es así, la infección se puede desarrollará después. La decisión de cuando interrumpir el embarazo se basa en la posibilidad de la infección  fetal y materna grave contra los riesgos de prematurez. Lo último puede ser mayor que la infección, en especial si no existe una unidad de cuidados neonatales intensivos.
            Se debe examinar a la paciente para confirmar rotura de las membranas y determinar la posición fetal y el grado de borramiento y dilatación cervical. En forma ocasional, la salida súbita de orina o de secreciones vaginales o cervicales delgadas puede simular el chorro liquido que se presenta cuando se rompen las membranas. Si se expone el cuello con un especulo estéril, se puede determinar el carácter del líquido. Si se observa vernix caseosa está claro que las membranas se han roto. El líquido amniótico no contaminado con sangre, meconio o secreciones  vaginales producirá un patrón de helecho cuando se le permite secarse en una laminilla de vidrio.
            El pH del líquido amniótico es alcalino. La identificación de  células fetales teñidas de anaranjado en una muestra coloreada con azul de Nilo confirma la presencia de líquido amniótico. Debido a la posibilidad de introducir bacterias, no se deben presentar más exámenes después de que se ha confirmado la rotura de membranas.
            Por lo general la rotura prematura de membranas es una indicación de parto si el embarazo es de por lo menos 36 semanas de duración y el feto es maduro. Entre mayor sea el tiempo transcurrido a partir de las membranas antes de que nazca el niño mayor es la posibilidad de corioamnionitis e infección fetal. Las bacterias entran al feto por aspiración del líquido amniótico y exudados infectados o a través del torrente sanguíneo a partir de focos de infección en la placenta. Sin embargo algunos estudios recientes han tenido buenos resultados para los recién nacidos.
            Son difíciles las decisiones sobre el mejor momento para el nacimiento de prematuros. Aunque por lo menos 50% de los que pesan entre 800 y 1000g sobreviven si se inicia el tratamiento en una unidad de cuidados neonatales intensivos en forma inmediata después del parto, es preferible mantener al feto en un ambiente intrauterino normal que en la unidad de cuidados intensivos.
            Si no existe una de estas unidades se debe de trasladar a las pacientes con rotura prematura de membranas a un centro perinatal para la atención del parto.
            Para ayudar a determinar si el parto inmediato es necesario, se pueden obtener muestras de líquido amniótico mediante aspiración transabdominal  a partir de bolsas aisladas identificadas mediante ultrasonido. Si el líquido no está infectado, el riesgo para el feto es pequeño, y se puede permitir que el embarazo  continúe. Al contrario si la cavidad amniótica esta muy contaminada, por lo general se debe terminar el embarazo, en especial si el feto es maduro y con buena probabilidad de sobrevivir y desarrollarse de forma normal. No existe motivo para retardar el parto con la esperanza de que la supervivencia sea mejor si el feto es estresado; no existen pruebas de que lo anterior sea eficaz. Un estudio reciente mostro una relación entre un volumen bajo de líquido amniótico en estas pacientes y un aumento en el riesgo de infección. Anteriormente, estas pacientes de alto riesgo no se podían valorar mediante amniocentesis.
            Se debe interrumpir el embarazo si la madre presenta fiebre o se inicia el trabajo de parto. Se puede diagnosticar corioamnionitis, la inducción con oxitocina es adecuada.
            Con frecuencia la operación cesárea es necesaria si el trabajo de parto no evoluciona o se detecta sufrimiento fetal, también es adecuada si se diagnostica posición de nalgas u otra posición anormal, o cualquier otra anormalidad como prolapso de cordón.
            Otras indicaciones incluyen ciertas pacientes con diabetes sacarina, prediabetes, sensibilización por Rh, pielonefritis recurrente y muerte fetal intrauterina repetida, contraindicada en mujeres normales.
            Se puede inducir mediante amniorrexis, por goteo intravenosos de una solución de oxitocina  1:1000, combinación de ambos o con prostaglandinas.
            Por lo general el trabajo de parto se inicia poco después de la amniorrexis si la cabeza está bien encajada y el cuello blando, borrado parcialmente dilatado y en la posición anterior. Es apropiado el empleo de oxitocina si el trabajo de parto no se ha iniciado seis horas después de la amniotomía.
            Los peligros principales de la amniotomía para inducir el trabajo de parto son el prolapso, del cordón que se puede presentar incluso si la cabeza está bien fija en la pelvis y la falla de la inducción. A menos que se puedan estimular las contracciones con oxitocina si la amniotomía nos las induce, los riesgos de infección aumentan.
            No se debe de practicar con frecuencia a menos que la cabeza este encajada. Se debe administrar oxitocina con bastante cuidado, ya que el médico no puede determinar por anticipado que tan reactivo es el útero. Una dosis excesiva puede conducir contracciones tumultosas, que pueden lesionar al feto e incluso romper al útero en multíparas. 
            Se inicia la administración intravenosa de una solución de dextrosa al 5% y se asegura la aguja en vena. Se conecta mediante una bomba de venoclisis a los tubos del primer equipo de solución intravenosa, una segunda solución de 1 L dextrosa 5% mas 1ml (10U) de oxitocina. Se ajusta el flujo de la solución glucosada al 5% a 5 g/min, lo suficiente para conservar el flujo constante.
            Si el útero no responde en 20 o 30 minutos se puede aumentar la dosis a 1mU/min  y en forma gradual hasta que las contracciones sean similares a las de un trabajo de parto normal.
            Es importante que una persona permanezca con la paciente durante la inducción, registrando la duración de cada contracción  y revisando el pulso y la presión sanguínea con frecuencia. Durante la fase inicial de la inducción, las contracciones uterinas y FCF se pueden registra con monitores externos en cuanto es posible, saben sustituir por un sistema de registro de presión intrauterina y un monitor en  el cuero cabelludo del feto. Si las contracciones se hacen tetánicas, recurren con demasiada frecuencia o duran demasiado, se debe reducir la velocidad de la venoclisis.
            Se debe limitar la dosis total de oxitocina en cualquier periodo no iinterrumpido. Estan contraindicadas las grandes dosis de oxitocina en culakier periodo no interrumpido


ASISTENCIA AL PERÍODO DE LATENCIA:     

Puede compararse con el período prodrómico. En él se inicia la dinámica uterina  y se modifican las partes blandas hasta alcanzar las condiciones que definen el inicio del  parto.    En las primíparas dura por término medio unas 8 horas y media, pudiendo  alargarse hasta unas 20 horas ó más.  En las multíparas dura alrededor de 5 horas.   

Diagnóstico del parto:

El parto se manifiesta a través de unos signos y síntomas: 
   
Dinámica uterina (Dolor):   El primer síntoma que suelen aquejar las pacientes  de parto suele ser la aparición de contracciones como molestias o dolores (aunque la  palabra "dolor" debe evitarse en  el trato con la gestante y parturienta).    En el preparto se inician las contracciones de manera irregular en su intensidad,  duración e intervalo de aparición: Si la paciente se acuesta en decúbito lateral y se  administra un espasmolítico desaparece toda dinámica parásita, persistiendo las  auténticas contracciones de parto, que poco a poco se van regularizando.    Al inicio del parto se tienen ya alrededor de 2-3 contracciones/10 minutos,  que  poco a poco aumentan hasta las 3-5 contracciones/10 minutos durante el mismo.     


Cambios cervicales:   

a)    Borramiento (-afinamiento): Hace referencia al acortamiento la  porción vaginal del cuello uterino, hasta la desaparición del mismo, de tal suerte que,  con el borramiento completo, el cuello queda convertido en un simple orificio central de  bordes finos (en "papel de fumar").

Se expresa como cuello formado, semiborrado o borrado, o expresando  el porcentaje de la longitud existente (p.ej. cuello 40% borrado).      Cabe diferenciar el borramiento del afinamiento, que es la pérdida de  grosor cervical, entendiendo como tal la longitud completa del canal cervical: Un cuello  puede estar borrado, pero grueso (no afinado).

b) Dilatación: El orificio cervical interno inicialmente mide unos pocos  milímetros en los que no cabe un dedo. Con la dinámica se inicia su dilatación que se  expresará por los dedos que caben en el mismo sin forzarlo: Punta de dedo, dedo justo,  dedo holgado, dos dedos, y luego por centímetros hasta la dilatación completa (10-12  cm), en que no se palpa cuello alrededor de la presentación.  

c) Centralización: Al inicio del parto el cuello se encuentra en posición  posterior respecto al eje de la vagina, centralizándose a medida que evoluciona el parto.   

d) Maduración: Con el desarrollo del parto cambia la consistencia del  cuello uterino, que se va reblandeciendo.
Se valora la consistencia por los grados de  Calkins:      
IV: Como el cartílago de la oreja.       
III: Como el cartílago del ala de la nariz.   
II: Como el labio.       
I: Como el higo maduro.

Otros síntomas:   
a) Expulsión del tapón mucoso: Al inicio del acortamiento y dilatación  del cuello uterino se expulsa su tapón mucoso, como una mucosidad más o menos  sanguinolenta. Es un signo prodrómico que no indica que se haya iniciado el parto, que  aún puede tardar algunos días.   

b) Amniorrexis: Rotura de la bolsa de las aguas, espontánea o artificial.  No indica necesariamente que se haya iniciado el parto.      Cabe valorar el aspecto del líquido amniótico, que debe ser claro y  transparente, debiendo sospecharse sufrimiento fetal ante aguas meconiales.   
c) Reducción de movimientos fetales.  
d) Reducción de altura del fondo uterino.

-          Ingreso en sala de dilatación:     
-          Previamente a la paciente, preferentemente en ayunas, se le coloca un  enema para vaciar el contenido intestinal y evitar la contaminación fecal en el  expulsivo.   
-          Practicar venoclisis: Ante cualquier complicación debe existir una vena  canalizada antes de que la paciente pudiera entrar en shock y dificultarlo  extraordinariamente en estas circunstancias. Se prefunden soluciones de electrolitos y  energéticas (suero fisiológico, Ringer lactato, glucosa, dextrosa, etc).   
-          Lavado y rasurado del periné, finalizando en la zona perianal, por ser la  más contaminada. Pintado del periné con solución antiséptica. Puede diferirse al  expulsivo.   

-          Eventual amniorrexis, si la bolsa está íntegra:        Se observa el color de la aguas.     Se acelera el parto.      Colocación de la paciente en decúbito lateral.     
-          Controles periódicos (Cada 30-60 minutos en principio): Los datos son  recogidos en un esquema general de los mismos que se conoce como partograma.   
-          Constantes maternas: Pulso, tensión arterial, temperatura.    FCF: Auscultación a intervalos o con cardiotocografía (externa o  interna), incluso con pulsioximetría (medición transcutánea constante de la pO2 fetal).


ANALGESIA Y ANESTESIA OBSTÉTRICAS:   

Causas del dolor en el parto: 
Las causas del dolor en el parto son diversas y en dependencia del momento del  mismo:  En la fase de dilatación el dolor viene condicionado por la isquemia del  miometrio condicionada por las contracciones y por la dilatación cervical.  En el expulsivo se añade la compresión y distensión del canal del parto y de la  musculatura perineal y del suelo pélvico, junto a las posibles intervenciones que a este  último nivel se realizan (episiotomías).  El umbral de dolor es extraordinariamente variable de mujer a mujer. Al  respecto, en ocasiones, la reducción de la ansiedad de la parturienta, a través de la  psicoprofilaxis obstétrica recibida y la adecuada atención del personal durante el parto,  podría ser casi suficiente en algunos casos.   

Tipos de analgesia/anestesia obstétricas:      
Analgésicos y sedantes: Durante la dilatación por vía parenteral (i.m. o i.v. lenta):    Analgésicos:     Petidina (Dolantina®): Probablemente el más usado. Aunque su acción  analgésica es muy potente, no elimina completamente el dolor de la dilatación. Como  todos los mórficos atraviesa la placenta y puede producir depresión respiratoria neonatal  si se administra a dosis alta o en la proximidad del expulsivo. Sus efectos secundarios  más frecuentes son los vómitos (por ello suele asociarse a prometacina) y la  desorientación.    Pentazocina (Pentazocina Prodes®, Sosegon®).   
Buprenorfina (Buprex®): Junto al anterior es una alternativa a la  petidina, aunque con mayor riesgo de depresión respiratoria fetal.  
 Fentanilo (Fentanest®): Más peligroso que los anteriores.  
 Metamizol (Nolotil®): Poco efectivo en el parto.   

Sedantes:   
Diazepán (Valium®): También atraviesa la placenta y puede producir  depresión neonatal.
Cóctel lítico: Combinación de sedantes y analgésicos I.V., frecuentemente  empleado: Petidina + prometacina + clorpromazina.

Anestesia local:   
La infiltración del periné y de la horquilla vulvar en abanico con anestésicos  locales (mepivacaína, bupivacaína, etc), cubriendo toda el área en que se practicará la  episiotomía, se aplicará en la fase del expulsivo.   

Anestesia locorregional:     Bloqueo paracervical: Inyección de anestésico local en los parametrios a las 4 y  8 horarias a nivel paracervical. Bloquea el dolor de la dilatación (válido tan solo en este  período), pero al provocar cuadros severos de bradicardia (hasta un 35% de los casos),  acidosis e incluso muerte fetal se ha venido abandonando su utilización en el parto.     

Bloqueo de pudendos, infiltrando con anestésico local a nivel de las espinas  ciáticas por vía transvaginal o transperineal, en cuya vecindad pasan los nervios  pudendos, que inervan el periné, 1/3 inferior de la vagina y piel de la vulva (excepto en  los 2/3 superiores de los labios mayores). Se usa pues solo en el expulsivo, permitiendo  no solo la realización de la episiotomía, sino incluso también la aplicación ce fórceps.   

Anestesia radicular:    Anestesia peridural o epidural lumbar (L2-L3 / L3-L4): Se punciona a este  nivel el espacio extradural (por encima de la duramadre), dejando un catéter a través del  cual se van inyectando dosis repetidas, o mediante bomba de perfusión, de anestésicos  locales y opiáceos.    Produce una anestesia de cintura hacia abajo, si bien su efecto no es inmediato,  precisando de 10 a 15 minutos para que se inicie su acción.    Es el método de anestesia más efectivo tanto para el período de dilatación como  en el expulsivo. También puede utilizarse en las cesáreas.    Se recomienda para partos de evolución lenta y semilenta, poniéndola cuando ya  exista buena dinámica, dado que puede inhibir ésta.    Sus efectos secundarios más frecuentes son la hipotensión (cabe hidratar bien a  la paciente), cefalea residual, la paresia transitoria de miembros inferiores y la retención  urinaria. Se desaconseja en pacientes con antecedentes de meningitis, hernia discal y  migrañas.

Raquianestesia (anestesia intradural, espinal baja o subaracnoidea) :
Se  punciona el espacio subaracnoideo intramedular entre L3-L4 (bloqueo “en silla de  montar”). Inyecciones a nivel más alto no deben practicarse, dado que allí ya existe  médula espinal. Su efecto es inmediato, pero, al no dejarse catéter alguno, la punción  única tiene un efecto rápido, pero de duración limitada.    Se utilizará cuando se precisa una anestesia rápida: Sólo en el expulsivo, para la  colocación de fórceps, pero sobretodo se utiliza para cesáreas (cuando la indicación no  es el fallo de progresión de un parto anestesiado con epidural).    La aparición de cefaleas e hipotensión es más frecuente que con la epidural.



Anestesia general intravenosa: 
Se usan anestésicos de inducción rápida y corta  duración:
Tiopental (Penthotal ®). 
Propofol (Diprivan ®). 
Hidroxibutirato sódico (Gamma OH ®) 
Propanidina (Epontol ®).  Ketamina (Ketolar ®).

TECNICA AMNIORREXIS
Condiciones para una amniorrexis artificial
·         Parto en curso
·         Presentación cefálica (relativa).
·         Ambiente no infectivo.
Preparación
 
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